viernes, 10 de julio de 2015

La Guerra a Muerte en el Sur.



La independencia de nuestro país  tuvo capítulos que  son olvidados por la sociedad actual. Una de estas etapas  fue la denominada guerra a muerte, el último intento por parte de los realistas de evitar su expulsión de suelo criollo.  Concepción, como muchas veces en la historia , sería el escenario de este sangriento enfrentamiento por la liberación del yugo español.

Por Francisco Darmendrail 

La emancipación nacional es un proceso difícil de comprender y analizar dada la complejidad de los hechos, así como las escasas fuentes de la época, si bien en los últimos años se han publicado diversos trabajos en la materia.  Tras la jura de la independencia el el 1 de enero de 1818 en Concepción , su posterior ratificación en Talca y Santiago el 12 de febrero, diversas batallas lograron la emancipación en la zona central del país pero no sería el fin de todo.
En paralelo desde  Concepción al sur   se libraría un combate sin cuartel entre los realistas que se negaban a dejar el territorio y la naciente república. El historiador Benjamín Vicuña Mackenna denominó a este período  como la “guerra a muerte” en su obra homónima y que fue publicada en 1868.


La independencia de Chile


Para entender el concepto de la guerra a muerte, es necesario efectuar un contexto de nuestro país en ese entonces. En 1819 la situación de Chile no era de las mejores, especialmente  Concepción y Chillán, ciudades que tras años de lucha quedaron en la ruina económica. El gobierno de Bernardo O’Higgins estaba preocupado de consolidar la independencia en la zona central y enviar una expedición al Perú con el fin de liberar al virreinato.
El inicio de la guerra a muerte
Cientos de realistas se habían refugiado en Arauco con el fin de iniciar la resistencia ante el avance patriota. Junto a ellos se aliaron grupos mapuches,  quienes respetaron el derecho indiano pactado siglos anteriores, en  el cual se establecía que la corona española los reconocía como nación, a cambio ellos debían ayudar a los peninsulares cuando un enemigo común los amenazaba. Así se iniciaba la guerra a muerte.
En síntesis, fue una  de enfrentamientos entre 1819 a 1832 , incluyendo el asalto al fuerte de Valdivia  por parte del hábil marino escocés Lord Thomas Cochrane. Empero  los enfrentamientos más cruentos se desarrollaron en nuestra región, siendo Concepción el teatro de operaciones de ambos bandos.
Uno de los primeros enfrentamientos  fue el combate de Tarpellanca, que se desarrolló el  26 de septiembre de 1820. En base a los partes de guerra y crónicas de entonces, José María de la Cruz  manda un jinete donde el mariscal Alcázar a Los Ángeles para que se  reúnan en Concepción.  Empero las montoneras realistas  interceptan al jinete y cambian el mensaje, con el fin que  se vayan al Laja. Producto de lo anterior  las familias patriotas caen en la trampa, siendo  rodeados por los araucanos y realistas. A pesar que Alcázar había entregado la espada de rendición, las montoneras fusilan  a  los civiles que se encontraban indefensos.
    Batalla de Maipú, óleo de Thomas Somerscales que se encuentra en el Museo Histórico   Nacional. Fotografía de Francisco Darmendrail administrador del blog.

Vicente Benavides y sus revueltas

La situación militar no varió en la zona salvo las  montoneras lideradas por el caudillo realista Vicente Benavides que sembraban el terror entre la población y los combates finalizaban por lo general sin prisioneros. Esto se infiere por los reportes de los enfrentamientos puesto  que al momento que  los militares eran capturados en batalla , eran fusilados  sin ser sometidos a proceso. La guerra a muerte había llegado a niveles cavernarios . 

Sin embargo  Benavides  sufre un grave revés militar  en el combate de Las Vegas y Saldías de 1821. Aunque logró escapar, posteriormente fue traicionado por uno de sus oficiales y finalmente fue ahorcado en la Plaza de Armas de Santiago en febrero de 1822.

 No obstante el fin de los problemas está lejos de materializarse.  Algunos grupos mapuches continuaron asolando las haciendas al sur del río Maule, continuando con una táctica que aplicaron durante la colonia en el otrora Reyno de  Chile, el malón. Consistía en un asalto y posterior rapto  a las comunidades civiles por parte de bandas mestizas y en parte araucanas.



Como si fuera poco  en paralelo una banda de cuatreros, los hermanos Pincheira, inician una escalada de violencia en el sur de Los Ángeles, bajo la excusa de reivindicar esos territorios en nombre de España. Sin embargo su verdadera finalidad era el pillaje y el secuestro de mujeres, lo que provocó la reacción del gobierno de Ramón Freire, quien intentó de manera infructuosa aniquilar al grupo en reiteradas ocasiones.

El fin de la guerra
La guerra a muerte finaliza con la derrota de los hermanos Pincheira en las lagunas de Epulafquen, en la provincia del Neuquén en Argentina. Manuel Bulnes con una dotación de mil efectivos , cae sobre el campamento de los Pincheira y disuelven a la banda.  Si bien para la historia  nacional este hecho marca el punto final de la guerra,  cabe recodar que la mayoría de los grupos araucanos no aceptan la independencia del país y  prosiguen la lucha con el último levantamiento en la Araucanía en 1881.
Este artículo es solo un resumen de los hechos, es complejo en pocas líneas narrar este conflicto, es solo un intento de dar cuenta de un capítulo poco conocido del proceso de emancipación nacional que por lo general se enfoca en Santiago.

Bibliografía:
Libro de oro de la historia de Concepción de Carlos Oliver Schneider y Francisco Zapata. Capítulo el Concepción de la guerra a muerte, páginas 225 y siguientes.
Resumen de la Historia de Chile. Francisco Encina y Leopoldo Castedo 1999.

miércoles, 1 de julio de 2015

La Historia de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción


Es una de las instituciones claves del sistema judicial en nuestro país, salvaguarda  el estado de derecho y la seguridad pública. Su historia está enlazada con el desarrollo político y social de nuestra región que ha marcado la formación de los juristas locales.

Por Francisco Darmendrail administrador del blog.

Los orígenes de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de nuestra ciudad, se remonta a la etapa de la guerra de Arauco, que  obligó al poder central del reino a promover un tribunal de justicia en el escenario de conflicto.
La Corte de Apelaciones  tiene su primer antecedente a nivel de justicia  con la instalación de la  Real Audiencia.  Con este asentamiento, no solo quedaba demostrado la trascendencia de Concepción a nivel nacional, sino que también la consolidaba como una ciudad fronteriza clave en medio de la conflicto en Arauco.
Sin embargo los problemas de financiamiento, así como la inestabilidad fronteriza producto de los ataques araucanos, obligaron a su disolución en 1575, aunque en 1609 se restablecería en la capital.
Lograda la independencia en 1824, se nombra al abogado Manuel Vásquez como juez de  la provincia de Concepción, ante el aumento de la delincuencia y problemas entre los vecinos que requerían la intervención judicial. Empero un juez  no era suficiente ante tanta demanda, por lo que el gobierno de Manuel Bulnes  decretó la creación de una Corte de Apelaciones en 1845.
El tribunal funcionó en el domicilio del abogado Miguel de Zañartu, connotado penquista que  colaboró con su funcionamiento, además de ser su primer regente el mismo año de su creación. Su jurisdicción abarcaba desde el río Maule hasta la isla de Chiloé, aunque en los años siguientes se reduce su ámbito de acción, con la creación de nuevas Cortes de Apelaciones en el sur del país.
A diferencia de otros poderes del estado, el poder judicial  en nuestra región no se vio  mayormente afectado por el contexto político social del siglo XIX en Chile, que por cierto no fueron pocos.
Posterior al  gobierno de José Manuel Balmaceda (gobernó Chile desde 1886 hasta 1891), se intervino la corte producto de la contingencia política de entonces,  entre ellas las consecuencias de la Guerra Civil de 1891 y el parlamentarismo. En líneas generales durante el siglo XX  la historia de la Corte de Apelaciones ha sido estable en la región, salvo desde luego los terremotos.